IDAHO SIN RESIDUOS

Proteger Nuestra Agua.

Detener la generación de residuos nucleares

Detener el transporte de materiales radiactivos

Comenzar a buscar justicia para las comunidades

PROTEGER NUESTRA AGUA

El acuífero del río Snake es el segundo acuífero unificado más grande de América del Norte. El acuífero fluye bajo el Laboratorio Nacional de Idaho (INL) y continúa hacia el oeste, suministrando agua para el Magic Valley y agua potable para más de 300,000 habitantes de Idaho, y sosteniendo una de las regiones agrícolas más prósperas del estado, con una población en crecimiento y una economía diversa.

El INL se construyó en 1949 en 890 millas cuadradas de tierra pública que la Armada de los Estados Unidos utilizó durante la Segunda Guerra Mundial como un campo de tiro. En la actualidad, el INL es el centro nacional de investigación y desarrollo de energía nuclear. La contaminación intencional y accidental derivada de actividades nucleares llevó a que la Agencia de Protección Ambiental designara al INL como un sitio del programa Superfund en 1989. 

 

Decir que la energía nuclear está “libre de carbono” es falso. En cada fase, la energía nuclear genera gases de efecto invernadero: desde la minería y el enriquecimiento del uranio, la manufactura, el transporte y el reprocesamiento del combustible y los desechos nucleares, hasta la construcción y desmantelamiento de los reactores.

La energía nuclear genera más gases de efecto invernadero que la mayoría de las fuentes de energía renovable y las medidas de eficiencia energética. Las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la energía nuclear aumentarán a medida que se agote el mineral de uranio denso en el mundo.


NUESTRAS DEMANDAS

DETENER LA GENERACIÓN DE RESIDUOS NUCLEARES Y CONTAMINACIÓN
Nuestro país todavía no cuenta con una solución definitiva para el almacenamiento de residuos nucleares, lo que transfiere la responsabilidad a las generaciones futuras. La Ley de Política de Residuos Nucleares de 1982 estableció que el gobierno federal debía identificar un depósito geológico permanente, es decir, un sitio de almacenamiento a largo plazo. Eso nunca sucedió.

Incluso con nuestro creciente problema de desechos radiactivos, la industria nuclear ha estado prometiendo un “renacimiento nuclear” como solución a nuestra crisis climática, resaltando los reactores nucleares “avanzados”. Sin embargo, los costos energéticos proyectados de NuScale casi se han duplicado, y un estudio reciente de Stanford indica que los reactores nucleares modulares pequeños agravarán nuestros problemas de residuos radiactivos.

DETENER EL TRANSPORTE DE MATERIALES RADIACTIVOS
Transportar materiales nucleares por ferrocarril, camión y barcaza es peligroso. A pesar de contar con un fuerte blindaje, los recipientes de transporte emiten radiación de manera constante que expone a los conductores, la tripulación y a cualquier persona cercana, lo cual incrementa la incidencia de cánceres y otros problemas de salud.

Nuestra infraestructura no cuenta con la preparación adecuada para manejar miles de cargamentos sin riesgo de descarrilamientos, derrumbes de puentes, accidentes de tráfico y contaminación de las vías fluviales. Un accidente o ataque a un transporte de residuos nucleares podría liberar grandes cantidades de radiación, haciendo que el área afectada sea inhabitable durante décadas, exponiendo a la comunidad a la contaminación nuclear y generando costos de miles de millones de dólares en daños y limpieza.

Según la Administración Federal de Ferrocarriles, en 2022 hubo 1,164 descarrilamientos de trenes.

COMENZAR A BUSCAR JUSTICIA PARA LAS COMUNIDADES
La justicia ambiental es el concepto de que los proyectos contaminantes mayores no deben impactar de manera desproporcionada a las comunidades indígenas, negras, personas de color y de bajos recursos. Estas comunidades son vulnerables al “chantaje económico”: se les ofrece empleos y desarrollo económico como promesa, pero luego son explotadas por corporaciones poderosas.

En muchas ocasiones, los vertederos de desechos nucleares, los incineradores tóxicos, los reactores nucleares y otras instalaciones similares se sitúan en comunidades con recursos limitados y escaso poder político. La minería de uranio en la Nación Navajo, las pruebas de armas en el Pueblo Occidental Shoshone (Newe) en Nevada, el reprocesamiento en Piketon, Ohio, las pruebas de reactores nucleares experimentales en Idaho; por lo general, las comunidades afectadas son de clase trabajadora, de personas de color y de pueblos indígenas.